martes, 25 de noviembre de 2008

::: INFLUENCIAS LITERARIAS_: ALLEN GINSBERG.. el poeta beat.








otra influencia fundamental , para la carrera poética y para la filosofia de jim morrison fue el poeta allen ginsberg,

(3 de junio, 1926 – 5 de abril, 1997) fue un poeta beat estadounidense nacido en Paterson, New Jersey.

Enlace entre el movimiento beat de los años cincuenta y los hippies de los años sesenta, compartió amistad con, entre otros, Jack Kerouac, Neal Cassady, William S. Burroughs, Patti Smith, Gregory Corso, Herbert Huncke, Rod McKuen y Bob Dylan.

La poesía de Ginsberg estaba muy influida por el modernismo, el romanticismo, el beat y la cadencia del jazz, además por su práctica del budismo Kagyu y su origen judío. Se consideraba heredero de William Blake y Walt Whitman. La potencia de los poemas de Ginsberg, sus largos versos y su exuberancia del Nuevo Mundo reflejaban la continuidad de la inspiración que reclamaba. Otras influencias incluían al poeta estadounidense William Carlos Williams.

La principal obra de Ginsberg, "Howl" ("Aullido"), es muy conocida por su frase de apertura: "He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura". La obra se consideró escandalosa en el momento de su publicación por la crudeza de su lenguaje, que es a menudo explícito.la obra fue prohibida. La prohibición fue un caso célebre entre los defensores de la primera enmienda de la Constitución estadounidense; fue anulada después de que el juez Clayton W. Horn declarara que el poema poseía importancia social redentora. Las ideas políticas libertarias y en general antisistema de Ginsberg atrajeron la atención del FBI, institución policial que lo consideraba como una gran amenaza para la seguridad.

Es en parte interesante resaltar que la segunda parte de Aullido estuvo inspirada y escrita principalmente durante una visión causada por el peyote. Ginsberg intentó escribir numerosos poemas bajo la influencia de varios tipos de droga, incluyendo el ácido lisérgico o LSD. Esta práctica era una manifestación específica de su enfoque experimental de carácter más general; por ejemplo, también "escribió" poemas recitándolos, grabándolos en cintas de cassette y transcribiendo los resultados.

En sus escritos y en su vida, Ginsberg defendía la libertad y la autenticidad. Muchos de sus poemas son extremadamente sinceros y directos. Por ejemplo, en "Kaddish" describe la locura de su madre en términos claros. En "Many Loves" ("Muchos amores"), describe su primer contacto sexual con Neal Cassady, que fue su amante y amigo. Alguno de sus poemas posteriores se centran en su relación con Peter Orlovsky, su amante de toda la vida a quien dedicó Kaddish and Other Poems
Su viaje espiritual comenzó pronto con visiones espontáneas y continuó con un temprano viaja a la India y un encuentro casual en una calle de Nueva York con Chögyam Trungpa, Rinpoche, un budista tibetano maestro de meditación de la escuela Vajrayana, quien se convirtió en su amigo y maestro durante toda su vida.

En su vida política fue un iconoclasta, usando su ingenio y su humor para luchar por la causa de la libertad personal de los otros, a menudo arriesgándose él mismo. Ginsberg ayudó a financiar la School of Disembodied Poetics de Jack Kerouac en la Universidad de Naropa en Boulder, Colorado, una escuela formada por Chögyam Trungpa, Rinpoche. También fue co-fundador, junto al poeta francés Jean Jacques Lebel, de uno de los festivales de poesía más importantes del mundo, conocido como Poliphonix.

En 1993 el Ministerio de Cultura francés le nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras.


poema " EL AULLIDO" : fragmento.


He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz.

Quienes expusieron sus cerebros al Cielo, bajo El y vieron ángeles Mahometanos tambaleándose en los techos de apartamentos iluminados.

Quienes pasaron por las universidades con ojos radiantes y frescos alucinando con Arkansas y la tragedia luminosa de Blake entre los estudiantes de la guerra.

Quienes fueron expulsados de las academias por locos por publicar odas obscenas en las ventanas del cráneo.

Quienes se encogieron sin afeitar y en ropa interior, quemando su dinero en papeleras y escuchando el Terror a través de las paredes.

Quienes se jodieron sus pelos púbicos al volver de Laredo con un cinturón de marihuana para New York.

Quienes comieron fuego en hoteles coloreados o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o purgaron sus torsos noche tras noche con sueños, con drogas, con pesadillas despiertas, alcohol y verga y bolas infinitas, ceguera incomparable; calles de nubes vibrantes y relámpagos en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todas las palabras inmóviles del Tiempo, sólidos peyotes de los vestíbulos, amaneceres en el cementerio del árbol verde, ebriedad del vino en los tejados, puestos municipales el neon estridente luces del tráfico parpadeantes, vibraciones del sol, la luna y los árboles en los bulliciosos crepúsculos de invierno de Brooklyn, estrepitosos tarros de basura y una regia clase de iluminación de la mente.

Quienes se encadenaron a sí mismos a los subterráneos para el viaje infinito desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de las ruedas y niños empujándolos hacia salidas exploradas estremecidas y desiertos golpeados de cerebros absolutamente secos de esplendor en la melancólica luz del Zoo.

Quienes se hundieron toda la noche en la luz submarina de Bickford's emergidos y sentados junto a la añeja cerveza después del mediodía en el desolado Fugazzi's, escuchando el crujido del destino en la caja de música de hidrógeno.

Quienes hablaron setenta horas seguidas desde el parque a la barra a Bellevue al museo al Puente de Brooklyn, batallón perdido de conversadores platónicos bajándole espaldas las escaleras de escape de los alfeizares del Empire State lejos de la luna, gritando incoherencias, vomitando susurrando hechos y recuerdos y anécdotas y patadas en la bola del ojo y traumas de hospitales y cárceles y guerras, intelectos enteros disgregados en amnesia por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la Sinagoga arrojada al pavimento.

Quienes se desvanecieron en ninguna parte de Zen New Jersey dejando un reguero de ambiguas postales ilustradas de Atlantic City Hall, sufriendo sudores orientales y artritis Tangerianas y jaquecas de China bajo la basura en las salas sin muebles de Newark.
Quienes dieron vueltas y vueltas en la medianoche por el patio de trenes preguntándose adónde ir, y fueron, sin dejar corazones rotos.
Quienes prendieron cigarrillos en vagones traqueteando por la nieve hacia granjas solitarias en la noche del abuelo.

Quienes estudiaron a Plotino, Poe, San Juan de La Cruz, telepatía y cábala debido a que el cosmos instintivamente vibraba en sus pies en Kansas.

Quienes solos por las calles de Idaho buscaban ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios.
Quienes pensaban que sólo estaban locos cuando Baltimore destellaba en éxtasis sobrenatural.
Quienes saltaron a limusinas con el Chinaman de Oklahoma impulsados por la lluvia de los pequeños pueblos a la luz callejera de la medianoche del invierno.

Quienes haraganeaban hambrientos y solos por Houston buscando jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante español para conversar sobre América y la eternidad, una tarea sin esperanza, y tomaron un barco para África.

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